Afectuoso con quienes me han abierto las puertas de su alma, abierto con quienes no lo hacen. Defensor de mis convicciones, no acepto un no como respuesta sin argumentos de por medio. Leonino hasta la médula, llevo 33 años intentando dominar mi ego, ese que me ha dado los momentos más brillantes y oscuros de mi vida.
Ciclotímico y testarudamente apasionado, pongo el cuerpo y la cabeza en aquello que me cautiva, aunque dure un instante o la vida entera. Como buen hijo de yiddishe mame, me gusta quejarme, pero siempre acabo riéndome de mis desgracias.
A lo largo de mi vida he iniciado muchas cosas, y culminado unas pocas, pero todos los caminos recorridos han dejado en mí un aprendizaje (aunque a veces tarde años en darme cuenta).
Soy actor, aunque hace años que no subo a un escenario. Estudié inglés, y me encanta practicarlo si la oportunidad se presenta. Inicié la carrera de Comunicación Social, pero por el momento la economía me ha impedido continuarla.
Creativo, detallista, obsesivo pero desordenado. Locuaz, hasta el hartazgo propio y ajeno.
Mezcla extraña de nerd y bohemio, me fascina la tecnología pero lo artesanal me puede.
Amante de la cocina y adicto confeso al helado, lucho contra la balanza en uno y otro sentido tantas veces al año que pierdo la cuenta.
Gay, puto para el que se escandalice y también para el que no, suelto plumas tras mi barba desprolija.
Ansioso incurable, vivo y muero todo el tiempo, y mi cabeza no descansa hasta que el hombre que amo me abraza y me besa.
Afortunadamente, ocurre todos los días.
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